Diálogo para legislar bien

Los cambios contenidos en el proceso de Reforma Educacional producirán una profunda transformación tanto en la educación escolar como en la formación superior. Todos quienes hemos dedicado nuestra vida al ámbito educativo, sabemos que en él las transformaciones requieren de grandes consensos, que se deben alcanzar como fruto del examen de experiencias, medición de resultados, correcciones a los errores y reforzamiento de los aciertos. La antítesis de cualquier reforma educacional verdadera, que aspire a permanecer en el tiempo, es imponer voluntariosamente nuevas reglas por el solo hecho de contar con una mayoría transitoria que permita aprobarlas. El país, recientemente, ha despedido a un ex mandatario que enseñó que solo dialogando y escuchando se puede construir un país mejor. Quienes están a cargo de la Reforma Educacional deben tener en cuenta este legado.

En el caso de la Educación Técnico Profesional, en la que estudian los alumnos más vulnerables de la educación superior y que todos los sectores reconocen como el elemento central para alcanzar mayores niveles de equidad e inclusión, ha ocurrido un hecho lamentable. Se ha dado suma urgencia al trámite del proyecto de ley que permite la transformación de los IP y CFT en personas jurídicas sin fines de lucro para acceder de esta manera al financiamiento de la gratuidad para sus alumnos. Esperamos que la mesa de trabajo que reunía a las instituciones de educación técnico profesional y al Ministerio de Educación pueda continuar su trabajo de diálogo y búsqueda de acuerdos. La tramitación acelerada de este proyecto de ley no permite recoger los aportes y experiencias de quienes más conocen de la realidad de este sector educativo.

¿Cómo es posible que en un país intelectualmente potente como lo es Chile, no haya tiempo para legislar bien en temas tan complejos como el futuro de la educación técnico-profesional? Pareciera que la idea es ganar una carrera contra el tiempo para dar por cumplida una promesa, sin importar que ello genere efectos más desfavorables que los problemas que se pretendía resolver. ¿Sabrán esto las autoridades superiores del país? En materia de Educación, las leyes deben ser elaboradas incluyendo la opinión de los actores y especialistas, para evitar que normas luego deban ser corregidas por otros cuerpos legales debido a la inadecuada redacción original de los cuerpos legales.

Pareciera que se está legislando con normas hechas a la medida de las entidades estatales y con el claro objetivo de destruir la provisión mixta en el ámbito educacional. Se dice con palabras que este no es el objetivo, pero se borra con normas legales expresas lo que se afirma en los discursos y en las presentaciones informales.

Otro ejemplo de que no se escucha a los actores y expertos educativos es la creación de una Superintendencia de Educación Superior, que podría ser una buena idea, pero que en la práctica se ve opacada por la impresionante cantidad de regulaciones e inaceptable amplitud de las facultades de los agentes estatales, lo que implica que la libertad de enseñanza se vería amenazada cuando la burocracia puede hacer lo que quiere, sin contrapeso ni procedimiento equilibrado para que las instituciones de educación privada puedan defenderse. Lo mismo ocurre con el sistema de acreditación, que en vez de estar entregado a un organismo autónomo del Estado, se propone radicarlo en una agencia gubernamental que puede discriminar arbitrariamente, sin asegurar su independencia y objetividad.

La nueva legislación sobre educación superior busca ampliar los mecanismos de control estatal antes de preocuparse de la calidad, que es el objetivo último de todo proceso y estructura educacional. Se necesita diálogo para legislar bien, en una materia en que se requiere experiencia, conocimiento técnico y ánimo constructivo. Se debe pensar no solo en las ideologías inspiradoras de los cambios, sino fundamentalmente en los efectos que las normas propuestas generen en los alumnos y en sus familias. El peor error que puede cometer el legislador es pensar que el mundo nació hoy, porque la verdad es que en el sistema actual, que naturalmente requiere perfeccionamientos, hay muchas generaciones de educadores que han puesto lo mejor de sí para llevar a Chile y a los chilenos al sitial que hoy se destaca en el mundo.

Jorge Narbona Lemus, Rector Instituto Profesional de Chile, Director de Vertebral.

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