El número de alumnos que entró a primer año bajó 8,2% en contraste con 2019. Planteles técnicos fueron los más afectados.
15 de junio de 2020
En el verano, en los grupos de redes sociales en que los jóvenes intercambiaban ensayos de la PSU la duda estaba instalada: ¿Era buena idea entrar a estudiar este año? En el marco de la crisis social y la oleada de paros que hubo, varios pensaban que no. Como si fuera poco, a estos factores se sumó la compleja rendición de la prueba y en marzo, la pandemia.
Datos del Mineduc al 30 de abril muestran que, efectivamente, muchos optaron por postergar los estudios (ver infografía). Los ingresos a primer año, en pregrado, cayeron 8,2%, y la matrícula total, en tanto, 3,6%. El subsecretario de Educación Superior, Juan Eduardo Vargas, asegura que son efectos claros de contingencias como el boicot a la PSU, que retrasó la admisión y llevó a que muchos desistieran de entrar a estudiar.
Esto, añade, ‘sumado a la suspensión de clases presenciales producto de la pandemia, llevó a que muchos prefirieran no matricularse este año. Esta doble situación es inédita y es lo que explica la caída anual más alta que ha experimentado el sistema’.
El vicepresidente del Consejo de Rectores, Juan Manuel Zolezzi, coincide en el diagnóstico y añade que han visto, de a poco, crecer la cantidad de alumnos que decide dejar de estudiar. ‘Tiene que ver con situaciones socioeconómicas y fallecimientos de familiares o cercanos, en que a veces los estudiantes tienen que asumir el rol de jefes de hogar. Es una realidad’, señala.
El académico proyecta que en este ámbito ‘el tema más duro está por venir, en uno o dos meses’.
A juicio del rector de la U. Bernardo O’Higgins (UBO) y presidente de la Corporación de Universidades Privadas, Claudio Ruff, podría haber un repunte el segundo semestre o el próximo año: ‘Muchos pospusieron rendir la prueba; entonces, debieran volver a presentarse’.
De la mano de la eventual incorporación de más instituciones a la gratuidad, Ruff cree que también podría subir el número de interesados. ‘Tendremos una oferta que va a estar renovada con beneficios estatales’, dice.
Poca certeza laboral
Entre quienes ingresaron a primer año, la mayoría —en línea con la tendencia de los últimos años— eligió un IP o un CFT. Sin embargo, la caída en los ingresos a este tipo de instituciones fue más dura que en las universidades y llegó a 9,5%.
Leopoldo Ramírez, director ejecutivo de Vertebral —que reúne a los IP y CFT acreditados—, atribuye este fenómeno al impacto que tienen las condiciones económicas en su perfil de estudiantes, pues muchos también son trabajadores: ‘Para estudiar una carrera de tres o cuatro años, uno tiene que conversar primero con el jefe. Eso se da en marzo, ese es el típico caso (…). Nadie se va a matricular si no tiene certidumbre’.
Ante esto, reconoce preocupación en el sector: ‘Las consecuencias económicas derivadas de la pandemia no se van a acabar durante este año, van a acompañarnos, por lo pronto, en 2021’.
Fuente: Diario El Mercurio