El estudio Automation, skills use and training de la OCDE (2018) evidencia que el mercado laboral chileno podría ser uno de los más afectados por la automatización. Más de la mitad de los trabajos presentan una alta probabilidad de ser reemplazados por máquinas en los próximos 10 o 20 años. Esto indica que una cantidad importante de trabajadores podrían ser reemplazados y, además, muchos enfrentarán barreras a la hora de integrarse a sistemas de formación para adultos que faciliten su reconversión.
La formación técnico – profesional es la más idónea para enfrentar los cambios que ya se avizoran en el mercado laboral. Hoy vivimos lo que expertos han denominado la «Industria 4.0» o la «Cuarta Revolución Industrial», que es la transformación digital. Y en esta línea, lo que Chile necesita y, sin duda, necesitará con premura en el futuro inmediato, son personas expertas en energías renovables no convencionales, en sistemas de seguridad, en robótica y en muchas otras nuevas tecnologías. El país no los va a obtener desde las universidades, basadas en las disciplinas, sino desde los institutos profesionales (IP) y centros de formación técnica (CFT).
Hoy, gracias a la transformación digital, los trabajos independientes están creciendo de manera importante. El gran cambio de paradigma que las instituciones técnico-profesionales ya observamos, es que no estamos formando técnicos y profesionales que saldrán a encontrar empleadores, sino clientes. El foco ya no es el empleo, sino el emprendimiento. El mundo cambió, pero Chile continúa pensando en la lógica educacional del siglo XIX.
Por eso, la educación superior técnico – profesional se encuentra en una profunda reflexión sobre el futuro del mundo laboral del país, dado su protagonismo en la formación continua del profesional que se requiere para los nuevos tiempos.
Fuente: La Tercera