Ciberseguridad, detectives de datos y técnicos en inteligencia artificial son parte de las tendencias laborales que la educación técnico-profesional tendrá que asimilar en sus mallas curriculares próximamente.
El desarrollo de la tecnología hace que nuestro mundo cambie cada vez más rápido, a un ritmo que es difícil de asimilar. ¿Cómo serán las carreras del futuro? Un estudio del Foro Económico Mundial dice que en 2025, el 52% de las tareas corrientes será realizado por robots, y se espera que con esta revolución mueran 75 millones de empleos y sean creados otros 133 millones. En China, un androide debutó como presentador de noticias… ¿Este periodista será reemplazado por una máquina?
Esas son algunas de las preguntas que un grupo de rectores chilenos de instituciones técnico-profesionales, agrupados en Vertebral y acompañados por el Mineduc, buscó dilucidar en un foro mundial del sector al que asistieron en Australia y Nueva Zelanda, donde pudieron ver cómo avanza en otros países la educación técnica y cuáles serán las carreras que en un futuro cada vez más próximo serán requeridas.
Y lo que vieron es casi de ficción: entrenadores de máquinas, técnicos en ciberseguridad, detectives de datos, diseñadores de procesos automatizados, vendedores ultraespecializados, técnicos en inteligencia artificial y fabricación de partes del cuerpo humano son algunas de las tendencias que el mundo de los CFT e IP deberán asimilar en sus mallas curriculares a futuro.
«No podremos competir contra los robots, sino que tendremos que trabajar junto a ellos para potenciar las habilidades que no tienen, como la creatividad, el pensamiento crítico y la resolución de problemas, las habilidades de comunicación con humanos, el trabajo colaborativo y el espíritu emprendedor», dice Arturo Fuentes, rector del IP CIISA.
Según lo que los rectores recogieron del foro, se proyecta que en el futuro inmediato desaparezcan varios puestos laborales tradicionales, como los cajeros de supermercados, el personal administrativo, los empleados industriales no especializados, los temporeros, digitadores y operarios de call center.
«Los robots, máquinas y computadores reemplazarán esos cargos y las personas serán requeridas en los puestos superiores. Entonces, van a desaparecer muchos empleos, pero se generarán muchos otros, con requerimientos distintos», agrega Fuentes.
El rector del CFT Enac, Jorge Menéndez, explica que también cobrarán gran valor las carreras relacionadas con el cuidado de la tercera edad, que serán cada vez más especializadas, debido al envejecimiento de la población mundial. «Es un llamado a revalorizar la educación técnica, adaptándonos a las nuevas tendencias, pero con un cable a tierra», dice.
Los cuatro desafíos
En ese contexto, ¿qué cambios debe experimentar la educación técnica chilena? Uno de ellos es la reestructuración de la docencia. El vicerrector de Investigación y Posgrado de Inacap, André Beaujanot, cuenta que «para estar a este nivel de enseñanza, lo que vimos en Australia es que el cuerpo académico debe estar en permanente formación, lo que implica que también haya una tecnología y laboratorios asociados a eso».
Los rectores advierten que un segundo desafío es la inyección de más recursos. El director ejecutivo de Vertebral, Leopoldo Ramírez, cuenta que en los países que visitaron existe un «financiamiento público y privado, que generalmente oscila entre US$ 15 mil y US$ 20 mil por estudiante», en contraste con lo que ocurre en Chile, donde los aranceles promedian los US$ 2 mil anuales.
Un tercer elemento es la colaboración público-privada. Según los académicos, en los países avanzados, el Estado y la industria dialogan para proyectar cuáles son las carreras que se necesita potenciar, y de acuerdo con eso se privilegia el financiamiento de estas, para incentivar el estudio de los programas que más se requieren. Eso sucede de forma incipiente en Chile, con espacios como el Consejo Asesor Técnico Profesional que se creará con la Ley de Educación Superior.
Y un cuarto desafío es la actualización que requiere la actual clase trabajadora. «No podemos esperar que los estudiantes que están saliendo de 4° medio se demoren cuatro o cinco años en aprender estas habilidades tecnológicas. ¿Qué pasará con los actuales trabajadores? A ellos hay que reconvertirlos para producir cambios inmediatos en sus puestos laborales», afirma Arturo Fuentes.
Aprendizajes previos
Para este último punto, existen medidas en proceso. La jefa de la Unidad Técnico-Profesional del Mineduc, Mónica Brevis, cuenta que están trabajando con el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (Sence) para avanzar en el reconocimiento de aprendizajes previos (RAP), que es la certificación de conocimientos de oficios.
«Esto busca que la persona que estudió hace muchos años pueda acortar sus trayectorias formativas y obtener una certificación que el mundo laboral reconozca. Hoy tenemos certificaciones de Chile Valora, pero hay que darles peso en las empresas», explica.
Asimismo, el Mineduc está «retomando las Becas Técnicos para Chile, que el año pasado fueron congeladas, para que esos estudiantes tengan formación continua en el extranjero, porque deben ir a perfeccionarse con tecnología de punta».
LAS CARRERAS QUE VIENEN
ENTRENADOR DE MÁQUINAS: Con la automatización, habrá profesionales que ajusten los procesos de las máquinas y comuniquen a la sociedad qué es lo que ellas hacen.
DETECTIVES DE DATOS: Cada vez existe más saturación de información, por lo que será necesario navegar entre los datos para identificarlos y clasificarlos.
CUIDADO DEL ADULTO MAYOR: El envejecimiento de la población mundial requerirá aumentar la formación de cuidadores y especialistas en adultos mayores.
INTELIGENCIA ARTIFICIAL: Los profesionales de la salud deberán aprender a manejar máquinas que asistan procesos médicos y generen partes del cuerpo humano.
Fuente: Diario La Tercera