Por Juan Pablo Guzmán
Presidente del Consejo de Rectores de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica acreditados, Vertebral.
La Ley N° 21.091, sobre Educación Superior, promulgada en mayo de 2018, cambia sustancialmente aspectos del Sistema de Acreditación, lo que evidentemente modifica los roles de las Instituciones de Educación Superior, entre ellas las del subsector de Educación Superior Técnico Profesional (ESTP).
En esta línea, la normativa vigente ha establecido dimensiones, criterios y estándares para la certificación, tanto de instituciones como de programas académicos. Entre los nuevos parámetros a evaluar por la Comisión Nacional de Acreditación(CNA) se encuentra Docencia y Resultados del Proceso de Formación; Gestión Estratégica y Recursos Institucionales; Aseguramiento Interno de Calidad; Vinculación con el Medio y, finalmente, Investigación, Creación e Innovación. Y este último ámbito es el que se presenta como un importante desafío para los Centros de Formación Técnica (CFT) e Institutos Profesionales (IP) de nuestro sistema terciario de educación.
La investigación y la innovación son conceptos que suelen desligarse de la propia naturaleza y característica de la Formación Técnico Profesional, que, eminentemente, es la de habilitar para el trabajo. Se trata de dimensiones que tienen una mayor vinculación con el mundo universitario y el de la academia tradicional. Sin embargo, la ESTP también tiene algo que decir al respecto, puesto que hace un tiempo viene incorporando la innovación como fuente de transformación y actualización de procesos formativos, aportando con ello al desarrollo económico del país.
En Chile, la Educación Superior Técnico Profesional, caracterizada y diferenciada por su estrecha relación con empleadores, empresas y el mundo del trabajo, como también por su cercanía y conexión con las comunidades donde interactúa, requiere, sin duda, adoptar a la brevedad la innovación basada en el desarrollo, transferencia y difusión de conocimiento y tecnologías, para impactar positivamente en los proyectos educativos de cada institución, proveyendo a la sociedad de trabajadores altamente competentes y dispuestos a absorber las nuevas demandas laborales que producirá en el corto y mediano plazo la automatización de servicios, aspectos conferidos en la llamada ‘Cuarta Revolución Industrial’.
En esta línea, incorporar la innovación en la Educación Superior Técnico Profesional resulta especialmente relevante y necesaria, ya que, además de impactar en los sectores productivos y la sociedad en su conjunto, mejora los procesos formativos. Por ejemplo, la experiencia y conocimiento logrado puede ser transferido a los procesos de diseño curricular de los programas de estudio, actualizándolos y conectándolos de manera más precisa a los requerimientos laborales. Por otra parte, los alumnos son incorporados en las actividades de innovación, lo que podría desarrollar nuevos canales de titulación.
La innovación educativa es intrínseca a la mejora continua de la propuesta formativa que toda institución del subsector técnico profesional está mandatada a proporcionar para cumplir con cada proyecto educativo. Por ende, al plantear el desarrollo de la innovación es necesario materializar acciones que incidan en el aprendizaje de los estudiantes, para que puedan adaptarse adecuadamente a los requerimientos de los puestos de trabajo que la sociedad demanda con especial urgencia.
Es importante consignar que el Consejo de Rectores de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica acreditados, Vertebral, ha entendido la necesidad de incluir la innovación como materia de desarrollo para sus instituciones, por lo que durante 2019 ha creado la Comisión de Innovación, la que tiene por objeto permanente analizar y discutir sobre las implicancias definidas por la Ley de Educación Superior en lo concerniente a innovación en las instituciones de ESTP, además de abordar específicamente lo referido a formación/preparación del personal docente, recursos e instrumentos de financiamiento público y privado, ajustes curriculares y compromisos de los sectores productivos.
A su vez, busca consensuar y acordar definiciones comunes respecto a innovación en la ESTP; identificar y compartir experiencias, prácticas y tendencias sobre innovación en las instituciones socias de Vertebral y reconocer desafíos, y eventualmente, brechas en materia de gestión de la innovación y aseguramiento de la calidad en las Instituciones de Educación Superior Técnico Profesional.
Asimismo, y desde la política pública, durante 2019 el Ministerio de Educación, a través de la Subsecretaría de Educación Superior, en conjunto con Corfo, lanzaron el programa ‘IP-CFT 2030’, cuyo objetivo fundamental es radicar capacidades que estaban desarrolladas en forma incipiente en las instituciones de educación superior, dadas las exigencias que hace en materia de innovación la Ley de Educación Superior. Por otro lado, también permitirá incrementar la vinculación del quehacer de los IP y CFT de nuestro país con los distintos sectores productivos, mediante la incorporación de herramientas y conocimientos de innovación, adopción y difusión tecnológica.
Este tipo de iniciativas, que por supuesto aplaudimos, permitirán contribuir activamente con las exigencias de la nueva institucionalidad vigente, la cual busca incluir a la innovación como factor determinante para certificar la calidad de las instituciones del sistema terciario de educación.
Fuente: Diario El Mercurio