Leopoldo Ramírez, director ejecutivo del Consejo de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica Acreditados, Vertebral, detalló que las instituciones que representan “han efectuado esfuerzos relevantes para llevar adelante el inicio y desarrollo del año académico».
La historia acerca de cómo se pasó de las clases presenciales a la modalidad online, aquel lunes 16 de marzo, ya es ampliamente conocida. Pero, ¿qué ha implicado este salto y cuánta inversión se ha requerido por parte de universidades e institutos profesionales?
Según cifras de la Subsecretaría de Educación Superior, un 41% de los planteles está entregando becas de conectividad a aquellos alumnos que no tienen internet. A ello, se suman las diferentes medidas que están adoptando en torno a la flexibilización del pago aranceles, a las que han adherido 106 instituciones y donde incluso un 40% de ellas ha anunciado la condonación de intereses y multas para aquellos alumnos y familias que no puedan pagar a tiempo.
De hecho, de acuerdo al informe que presentó el CRUCh en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados sobre la inversión que han realizado las universidades que representan en el marco de la contingencia, se habla de una inversión total que supera los $16.556 millones.
Sin embargo, no sólo se trata de un esfuerzo al que han tenido que incurrir los planteles del CRUCh. Según explican de la Corporación de Universidades Privadas (CUP), las universidades privadas -que no reciben aportes estatales- han tenido que invertir en una serie de recursos para adecuarse a esta nueva modalidad. “Han tenido que invertir fuertemente en potenciar sus plataformas tecnológicas y capacitar a sus profesores. Además, en el contexto de la pandemia COVID-19, las universidades han realizado grandes inversiones en planes de datos y equipos (computadores y tablets) para becar a sus alumnos más vulnerables”, detalló a EL DÍNAMO Paulina Hidalgo, directora de desarrollo de la CUP.
“La mayoría de las universidades de la CUP brindan educación a estudiantes de segmentos fuertemente impactados por la crisis económica. Esto ha llevado a que muchas familias estén solicitando a las instituciones de educación superior medidas de apoyo económico, como becas especiales o flexibilizar el pago de aranceles, prorrogando -por ejemplo- el vencimiento de las dos primeras cuotas o una parte de ellas al final del año”, agregó Hidalgo.
Por otro lado, Leopoldo Ramírez, director ejecutivo del Consejo de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica Acreditados, Vertebral, detalló a EL DÍNAMO que las instituciones que representan “han efectuado esfuerzos relevantes para llevar adelante el inicio y desarrollo del año académico, lo que ha implicado, sólo a modo de ejemplo, la adquisición de softwares y licencias especializados para E-learning, horas de capacitación para alumnos y docentes, la adquisición de equipos computadores o tablet para aquellos estudiantes más vulnerables que no cuentan con tecnología para la adopción de clases online y la adquisición de más de 100.000 bolsas de planes de datos móviles para estudiantes que no tenían conectividad a internet”.
Pero, además de la inversión asociada a implementar la educación online o a brindar facilidades de financiamiento para las familias, hay otros factores que igualmente están impactando en el presupuesto de los planteles de educación superior como, por ejemplo, la baja en cerca de un 10% en cuanto a las matrículas previstas, lo que significa una merma de aproximadamente $17.500 millones, según consigna El Mercurio de Valparaíso.
En vista de ello, el hasta hace algunos días vicepresidente ejecutivo del CRUCh, Aldo Valle, señaló a dicho medio que “hemos hecho un planteamiento que no consiste en solicitar recursos adicionales que impliquen más gastos al presupuesto público, pues entendemos que hoy existe otra prioridad. Pero sí demandamos otras medidas que permitan paliar la pérdida de ingresos que tendremos en 2020”.
Dentro de éstas, se encuentra que “se autorice, real y no formalmente, el uso efectivo de los excedentes de los fondos de crédito solidario, activos financieros que han sido aportados también por las universidades y permitirán compensar ingresos por término de la gratuidad de los estudiantes que la pierden antes de concluir sus carreras”, detalló Valle a El Mercurio de Valparaíso.
A esto último, se suma la petición de que se condone la devolución de becas en casos de suspensión de estudios o deserción, que haya una ley que permita “consolidar pasivos a las universidades que lo necesiten”, que no se contabilice 2020 a la hora de calcular el tiempo de duración de la gratuidad y que se extienda el plazo para postular a los beneficios estudiantiles para la educación superior.
Con el fin de no interrumpir las clases y los respectivos procesos de evaluación, durante algunos periodos del estallido social muchos planteles se vieron en la obligación de pasar a la educación online, aunque no al mismo nivel de lo que hoy se requiere.
“La mayoría de nuestras universidades ya contaban con carreras en semi presencialidad, lo que significó que durante el estallido social muchas de ellas transitaran rápidamente a la modalidad online. Sin embargo, las medidas para enfrentar la pandemia han llevado a las instituciones de educación superior a adaptar más profundamente su modelo pedagógico a la modalidad telepresencial”, explicó la representante de la CUP.
Por su parte, el director ejecutivo de Vertebral señaló que “por supuesto que no ha sido un proceso fácil, hay instituciones que por su naturaleza han tenido más dificultades para el comienzo del año académico, pero en Vertebral existe gran cohesión entre las casas de estudios afiliadas y eso ha significado que aquellas con más experticia en enseñanza online capacitaran o colaboraran con otras”.
Y es que, “sin duda, adecuarse a una educación a distancia ha requerido inversiones importantes que no estaban presupuestadas. Sin embargo, el desafío aquí se trata de dar continuidad a la educación que era originalmente presencial, mediante una virtualización y la telepresencia, lo que es distinto a la educación online propiamente tal”, explicó a EL DÍNAMO Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar.
“Es importante que, en esto, se adecúen los programas a las condiciones que vivimos, como las dificultades de los alumnos para estudiar desde la casa, reestructurar el currículum, entregar ciertas capacitaciones o tutoriales a los estudiantes, con herramientas para sobrellevar la situación. Son aspectos relevantes que se deben considerar”, agregó Vergara.
En el caso específico de cada plantel, el esfuerzo ha sido grande. Así, por ejemplo, en la Universidad Austral de Chile (UACh), el “Plan de Conectividad 2020 ha significado para nuestra universidad una inversión de alrededor de 500 millones de pesos, sólo en recursos materiales, sin contar las horas de capacitación adicional a nuestros académicos y académicas, realizada por la Unidad de Apoyo Pedagógico para la Docencia en TIC”, afirmaron a EL DÍNAMO desde la institución.
“Sin lugar a dudas ha sido un desafío importante tener que adaptar a un entorno virtual cursos y actividades docentes pensados para clases presenciales”, agregaron desde la UACh.
En tanto, en la Universidad de Concepción, el esfuerzo económico producto de la contingencia sanitaria se tradujo en una inversión de más de $1.600 millones que no estaban contemplados en el presupuesto 2020. Mientras que en la Universidad Católica de la Santísima Concepción, el presupuesto orientado a la implementación de la educación a distancia asciende $418 millones, consigna Diario Concepción.
Por otro lado, en la Universidad SEK (USEK), si bien ya contaban con una unidad de TI Educativa, con un campus virtual y con un presupuesto asignado previo a la pandemia, “se requirió realizar inversión -por ejemplo- en Zoom, para tener mayor cantidad de cuentas, donde de 50 cuentas pasamos a 150, que se distribuyeron a todas las carreras dependiendo de la cantidad de estudiantes que tuviesen. También se contrató a más personas en la unidad de TI Educativa, se compró una licencia para tener un canal de Vimeo y un recurso para que docentes hagan videos llamado Screencast”, detalló a EL DÍNAMO Paola Conte, coordinadora TI Educativa y Virtualidad de la USEK.
“No se puede dejar de mencionar además la inversión en tiempo de toda la Dirección de Docencia, para poder planear de qué manera organizar el aprendizaje e invertir en la calidad de lo que se está realizando”, añadió Conte.
Y en la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), el paso a la educación online ha significado “entregar becas de conectividad móvil para aquellos estudiantes que no contaban con acceso a internet, fortalecer nuestras tecnologías, adquisición de programas para el desarrollo de clases online para nuestros profesores, adquisición de equipos para facilitar a aquellos estudiantes que no cuenten con computadores, becas solidarias para estudiantes que requieran apoyo socioeconómico y adaptar a la institución para poder mantener la continuidad operacional de las clases online”, detalló a EL DÍNAMO el rector de la USM, Darcy Fuenzalida.
Dentro de este contexto, y “considerando además que debemos mantener el sistema operativo en una modalidad de teletrabajo. Todo esto ha costado a la fecha más de $300 millones, sólo en el periodo marzo-abril”, agregó Fuenzalida.