Por Leopoldo Ramírez Alarcón, Director Ejecutivo de Vertebral
Fernando Saavedra Díaz, Director Nacional de Educación Continua de Santo Tomás
Como consecuencia directa de la pandemia de Covid-19, el desempleo del trimestre marzo-mayo alcanzó el 11,2%, es decir, hay unas 940.000 personas desocupadas, a lo que se agrega los casi 1,1 millones de trabajadores inactivos que salieron del mercado laboral y no están buscando empleo.
En este contexto, numerosas empresas han aprendido que es posible introducir mayor eficiencia en sus actividades gracias a la automatización y tecnologización. Ello conducirá, probablemente, a que terminen reemplazando personal por maquinaria autómata, impactando negativamente en la recontratación.
Así, resulta más necesario que nunca la reconversión de la fuerza laboral y el aumento de la productividad, proceso que deben encabezar Centros de Formación Técnica (CFT) e Institutos Profesionales (IP) dada su experiencia en la formación de trabajadores, sus programas de estudios cortos y flexibles y por la estrecha relación con los cambios en los procesos tecnológicos que implicará la denominada “Cuarta Revolución Industrial”. Este es, por cierto, un gran desafío que deben enfrentar juntos el sector público, la empresa privada y la sociedad civil.
La productividad de los trabajadores que mantienen sus empleos también es clave, porque de éstos depende que las empresas sigan activas y puedan dar a sus clientes mejores productos y servicios. Para esto, la educación continua es un punto determinante.
En síntesis, para enfrentar el desempleo es clave mejorar la empleabilidad y productividad de los trabajadores y en ello el sector técnico profesional puede hacer un aporte esencial.
Fuente: Diario La Tercera