En un escenario de incertidumbre, este sector educacional apuesta a contribuir a la recuperación de la mano de una formación de creciente calidad y más conectada con los desafíos claves de Chile.
26 de agosto de 2020
Según el Informe 2020 de Matrícula en Educación Superior (actualizado a julio de este año), en Chile la matrícula total en este nivel educacional alcanza a 1.221.017 estudiantes. Dicho reporte, elaborado por la Subsecretaría de Educación Superior del Ministerio de Educación (Mineduc), agrega que, de ese total, 362 mil alumnos cursan carreras en Institutos Profesionales (IP) y 130 mil lo hacen en Centros de Formación Técnica (CFT), representando, respectivamente, el 29,6% y el 10,7% del universo total de jóvenes en la educación superior, sumando entre ambos cerca de 492 mil personas.
Asimismo, a ese universo se agregan, a nivel escolar, 935 liceos técnico-profesionales (TP), que representan el 37% de la matrícula de tercero y cuarto medio del país, con 155.809 estudiantes, según información del Mineduc.
Hoy en Chile se conmemora el Día de la Educación Técnico-Profesional, un segmento muy importante del sistema educacional chileno, tanto en volumen como en su aporte para el desarrollo. Es más, de acuerdo con la jefa de la División de Educación TP, de la Subsecretaría de Educación Superior del Mineduc, Mónica Brevis, fortalecer la Educación Técnico- Profesional (ETP) ‘es hoy uno de los principales ejes del gobierno en materia educacional. Estamos convencidos de que la necesitamos para aportar en el desarrollo del país, en la innovación y en las necesidades que día a día surgen’.
Objetivos que en el actual contexto, se vuelven claves. ‘En medio de la emergencia que estamos viviendo por el Covid-19, hemos visto con orgullo cómo miles de técnico-profesionales están en la primera línea de apoyo: en los hospitales, pero además en tareas de logística, que han permitido que no se interrumpa la cadena de abastecimiento’, acota Brevis.
Aporte crítico
En ese marco, el gerente general de la Corporación Sofofa, Cristóbal Philippi, subraya que ‘el aporte de la formación técnica es muy crítico’. Especialmente, porque este aporte guarda relación, sobre todo, con la pertinencia que debe tener la formación de técnicos para las reales necesidades del sector productivo, en cuya línea apunta, por ejemplo, el Marco de Cualificaciones Técnico- Profesional, política pública que está impulsando el Mineduc.
Por ello, sostiene Philippi, ‘pensarla como una educación de segundo orden, frente a la formación intelectual, no tiene ningún sentido. Una persona puede formarse en una carrera técnica o en una carrera profesional, y llegar al mismo punto de desarrollo’.
Pablo Kusnir, gerente de Educación de la Corporación Sofofa, reconoce que en los últimos tres gobiernos se ha hecho un esfuerzo ‘bastante grande’ para instalar una discusión en torno al ecosistema técnico-profesional.
A su juicio, este ímpetu ‘no se había visto antes’, puntualizando que ‘se han realizado muchas campañas y se ha ido aumentando la profundidad de las medidas a partir de las cuales la educación técnico-profesional influye en las trayectorias formativas’.
Precisamente, desde el Mineduc sostienen que el propósito principal de este tipo de formación es promover trayectorias educativas-laborales exitosas de las personas y trabajadores, contribuyendo al logro de aprendizajes que permitan a los ciudadanos aportar en determinados sectores de la actividad económica.
‘Y en este año, más que nunca, surge como un motor para facilitar la reconversión laboral de trabajadores que han visto mermados sus puestos de trabajo’, agrega Mónica Brevis, del Mineduc.
La situación que impone la actual emergencia sanitaria, también ha obligado a reformular los procesos pedagógicos en la formación.
Así lo advierte Juan Pablo Guzmán, rector nacional del Instituto Profesional y Centro de Formación Técnica (IP-CFT) Santo Tomás, y presidente de Vertebral, entidad que agrupa a los IP y CFT acreditados: ‘No hay duda de que la pandemia ha planteado grandes desafíos a la Educación Superior y, por supuesto, al sector técnico-profesional. Entre los más evidentes, está la importancia de ser capaces de avanzar hacia la implementación de la modalidad de blended learning, que implica un aprendizaje asincrónico con instancias presenciales, tomando las ventajas de ambos’.
LA EMPLEABILIDAD COMO MOTOR DE LA RECUPERACIÓN
Según datos del Ministerio de Educación (Mineduc), las carreras técnicas con mayor empleabilidad al primer año de egreso son, en el caso de los Institutos Profesionales (IP), Administración Pública (99,6%) e Ingeniería en Logística (90,2%); en tanto que en los Centros de Formación Técnica (CFT), lideran las carreras de Técnico en Logística (82,9%) y Técnico en Administración Financiera y Finanzas (81,6%).
Sin embargo, el actual escenario de crisis, que ha significado la pérdida de miles de empleos, ‘obliga a todos los actores -empresa, educación y Estado-, a releer y reconectarnos para reconstruir la matriz laboral del país. En ese contexto, la articulación que genera la Estrategia Nacional para la Formación Técnico-Profesional, liderada por el Mineduc, es una oportunidad de encuentro importante que requiere nuestro mayor y mejor esfuerzo’, dice el presidente de Vertebral, Juan Pablo Guzmán.
LA CRECIENTE IMPORTANCIA DE LA ACREDITACIÓN
El sistema de acreditación de la educación técnico-profesional exige, entre otras cosas, que las instituciones técnico-profesionales ‘se abran hacia los territorios en que imparten su formación, buscando oportunidades para crear valor compartido que enriquezca a los estudiantes, pero que también sea una oportunidad de mejora en la productividad, emprendimiento y desarrollo social’, explica el consejero y líder de la Comisión de Aseguramiento de Calidad de Vertebral, Sergio Morales.
Y en ese camino para fortalecer el sector, la Ley de Educación Superior establece que, desde este año, comienza un proceso gradual en que todas las instituciones, incluyendo los Centros de Formación Técnica (CFT) e Institutos Profesionales (IP), deberán acreditarse de manera obligatoria. Un desafío que será fundamental para la calidad del sistema en todos sus niveles.
Fuente: Diario Financiero