Por Juan Pablo Guzmán
Presidente de Vertebral
En el marco de la discusión del Proyecto de Ley de Presupuestos, recientemente se ha informado que parte de los recursos que demanda el sector universitario será financiada con la reducción de fondos de desarrollo estratégico para instituciones privadas en más de $5 mil millones, lo que en términos agregados significará una reducción del 30% a la partida.
Lo anterior resulta incomprensible, tanto por eficiencia como por un principio de justicia. La partida ajustada es concursable anualmente y financia a las instituciones para la implementación de iniciativas de mejora que se encuentren alineadas con los ejes de política pública priorizados por el Estado. Dado su carácter concursable y por sus características, es probablemente la más meritoria y necesaria del presupuesto. Esta medida es todavía más lamentable cuando es sabido que las instituciones de educación superior técnicas, a diferencia de las universitarias del CRUCh, no reciben aportes basales del Estado y atienden las necesidades de formación técnico-profesional de buena parte de los estudiantes más vulnerables de la educación superior chilena, contando casi exclusivamente con los aranceles asociados a su matrícula.
Desde la perspectiva del Consejo de Rectores de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica Acreditados, Vertebral, repudiamos esta medida, puesto que dichos fondos constituyen el único mecanismo abierto, competitivo y transparente por el cual nuestras casas de estudios pueden apalancar recursos para su mejora institucional.
En el contexto de la pandemia y asumiendo con recursos propios todos los desafíos que se han planteado a nuestro sector, es evidente que la pérdida de esta herramienta dificultará el necesario avance en la implementación de prioridades del Estado, así como la ejecución de la Estrategia para la Formación Técnico Profesional (TP), el Marco Nacional de Cualificaciones TP y la convergencia a los Criterios y Estándares, a ser prontamente sancionados por la Comisión Nacional de Acreditación.
Limitar el financiamiento competitivo a iniciativas de mejora para favorecer apoyos estructurales asignados en base a criterios históricos solo apunta a un sistema estático que no permite la necesaria mejora que los tiempos exigen.
FUENTE: Diario el Mercurio