Los desafíos del capital humano en la industria 4.0

28-08-2022

Con vinculación, formación integral e innovación la oferta técnico-profesional abre nuevos caminos a las personas, mientras resuelve necesidades clave para el desarrollo de Chile.

La demanda de capital humano especializado va en aumento y, por lo mismo, la oferta educativa en los centros de formación técnica e institutos profesionales ha ido creciendo y diversificándose. Igualmente, más de medio millón de jóvenes y adultos trabajadores en el país cursan estudios superiores en institutos profesionales o en centros de formación técnica por legítima vocación, tal como explica María Trinidad Riesco, vicepresidenta del Consejo de Rectores de Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica Acreditados, Vertebral.

En este contexto, la también rectora del IP Culinary reconoce los grandes cambios que ha experimentado el mercado, de la mano de los nuevos modelos y negocios. Una transformación que no solo abre más oportunidades en el campo laboral, sino que también diversifica la oferta, cautivando a quienes optan por carreras que destacan por ser más cortas y flexibles. Y subraya la rápida inserción en el mundo laboral, que a sus ojos redunda en el crecimiento individual y familiar y contribuye al desarrollo del país.

«Es de vital importancia, entonces, que las empresas e instituciones productivas y de servicios que requieren de capital humano avanzado cuenten con personas altamente entrenadas y especializadas, capaces de prepararse en el corto plazo para desempeñarse en un sector laboral cada día más desafiante donde, además, el cambio se ha transformado en una constante», afirma Riesco.

Un camino para los jóvenes

En la actualidad, uno de cada tres estudiantes de secundaria alta (tercero y cuarto) son alumnos de la Educación Media Técnico-Profesional, señala Catalina Araya, directora de Educación de Fundación País Digital, sobre la base del informe «Educación Técnico Profesional en Chile» del Ministerio de Educación. «En proporción, eso es el doble comparado con otros países de la región, y se acerca al promedio de países OCDE», añade.

Recientemente, el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, dijo que muchos jóvenes eligen esta formación basada en el aprendizaje práctico porque se adapta mejor a sus capacidades y proyectos de vida. También porque les ofrece caminos formativos y laborales concretos a los que pueden optar. «Queremos avanzar en una formación que responda a sus anhelos», sostuvo durante la conmemoración del aniversario de la Dirección General de Enseñanza Profesional, que nació durante el gobierno del Presidente Juan Antonio Ríos.

En este sentido, y en materia de educación técnico-profesional, la agenda estatal se enfocará en impulsar una formación integral que involucre a los estudiantes como parte activa del crecimiento productivo y social del país. Una línea que están siguiendo las instituciones de educación superior, buscando adaptarse a los nuevos requerimientos de capital humano avanzado que demanda la era digital.

María Trinidad Riesco explica que la industria 4.0 requiere de dos tipos de habilidades, las que deben ser parte de los programas de estudios. Las primeras se refieren a los contenidos técnicos que permitan desempeñarse en nuevos contextos tecnológicos, como la capacidad de operar y funcionar con sistemas y software, la ubicuidad y operación remota; la comprensión de la arquitectura y funcionamiento de las plataformas TICs; y el análisis de los fenómenos de big data, sistemas expertos e inteligencia artificial. Y las segundas, tienen que ver con las denominadas «habilidades blandas», donde las esenciales son el aprendizaje y la práctica del desarrollo de innovación, la capacidad de resolución de problemas, el trabajo en equipo y la comunicación efectiva, detalla.

Según la vicepresidenta de Vertebral, esto implica «reformular partes importantes de nuestro modelo educativo, incorporando formalmente en los planes de formación -y como tarea permanente de las instituciones de educación- considerar a la innovación como una disciplina básica para el desarrollo de cualquier contenido académico que pretendamos desarrollar».

Ahora, el desafío está en construir políticas públicas para lograr una sociedad con mayor inclusión social y trazar nuevos horizontes con crecimiento sostenido y desarrollo productivo, reflexiona Catalina Araya.

Fuente: Diario Financiero

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