Para Leopoldo Ramírez, director ejecutivo de Vertebral, la escasez de técnicos se debe a que «históricamente la Educación Superior Técnico Profesional ha sido olvidada por las autoridades a la hora de diseñar e implementar las políticas públicas».
No es un fenómeno reciente, pero la profundización del déficit de profesionales técnicos en el mercado laboral es una preocupación y una ocupación para el gobierno, la industria y el gremio de la ESTP que ha visto en los últimos años un estancamiento de la matrícula del sector, pese a que muchas de sus carreras encabezan los rankings de remuneraciones y empleabilidad.
Las últimas cifras entregadas por el SIES del Ministerio de Educación revelan que los estudiantes chilenos siguen prefiriendo la formación universitaria, estas instituciones concentran el 59,4% de la matrícula total en carreras de pregrado de Educación Superior en 2018, mientras que solo un 10.8% corresponde a estudiantes de Centros de Formación Técnica (CFT) y un 29,7% a Institutos Profesionales (IP), lo que hace prever un incremento del déficit de profesionales técnicos.
De acuerdo con estimaciones provenientes del mundo productivo, como la asociación gremial SOFOFA, en el país existe un déficit que fluctúa entre los 600.000 y 700.000 técnicos. Esa cifra incluye la demanda de poco más de un 10% para el sector minero.
Para Leopoldo Ramírez, director ejecutivo de Vertebral, asociación gremial que agrupa a los Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica Acreditados, el déficit de técnicos calificados se explica porque «históricamente, la Educación Superior Técnico Profesional ha sido olvidada por las autoridades a la hora de diseñar e implementar las políticas públicas. Según han reconocido las propias autoridades ministeriales, menos del 20% del financiamiento del Estado a educación superior se ha destinado al sector técnico profesional e históricamente los beneficios estudiantiles han favorecido más a las universidades que a los centro de formación técnica e institutos profesionales». A su juicio, «esa situación de evidente menoscabo repercute en que los alumnos terminen eligiendo carreras tradicionales, preferentemente en universidades. Y eso ha gatillado en que hoy exista este déficit que constata la SOFOFA».
Luis Henríquez, director de Carreras Técnicas de la Universidad Central, advierte que, si bien persiste un déficit importante de técnicos profesionales en muchas áreas del conocimiento, ha habido un cambio en los últimos años, donde el requerimiento de este tipo de carreras técnicas se ha incrementado de manera importante.
Según el académico entre los factores que explican este fenómeno uno de los más recurrentes es el factor económico. «Una carrera técnico profesional era considerada «mal vista frente a una profesional de 4 a 5 años, donde incluso estaba directamente relacionado con un mayor nivel de renta. Este es un problema cultural a nivel país, que en países desarrollados ya está superado y que hoy está parcialmente nivelado en reconocimiento y renta, dada la importancia del técnico profesional en el desarrollo, crecimiento y conocimiento que puede aportar al país».
Agrega que las llamadas «carreras tradicionales» son la primera opción de los estudiantes que egresan de enseñanza media en Chile por la proyección laboral que se les asocia, sin embargo, la realidad dice otra cosa. «Carreras profesionales saturadas, niveles de endeudamiento importante y por periodos de tiempo prolongados, son variables que no se consideran, como también que los niveles de renta de estas han bajado de manera importante», señala
Luis Henríquez destaca las ventajas comparativas de las carreras técnicas. «Con una inversión mucho más acotada, con niveles de endeudamiento bajo y en un periodo de tiempo de 2 ó 2,5 años aproximadamente, ya puedes optar a un título de técnico profesional, ya sea en una Universidad, IP o CFT, con posibilidad de continuar estudios a una carrera profesional y con la opción de complementarlo con la jornada laboral y familia.
Además, no es menor destacar que existen carreras técnico profesionales que tienen un nivel de renta inicial muy similar a algunas de las carreras profesionales más demandadas», afirma.
Otra de las variables que de acuerdo al académico de la Universidad Central genera una baja de estudiantes técnicos profesionales, era el bajo apoyo al financiamiento al que un estudiante podía optar, en relación con las carreras profesionales. A su juicio, «fue un error al no considerarlos en políticas de Educación Superior, sin embargo, ya hace algunos años esto fue cambiando con la incorporación de becas estatales y como no destacar el ingreso a la gratuidad, factores que van a generar un cambio importante en la cultura que se enfoca a las carreras técnicas, dado que los estudiantes que ingresan a ella en su mayor medida son trabajadores que desean formalizar sus competencias para buscar una mejor posición en sus empresas o instituciones, o bien, desean adquirir competencias que no poseen para ser aplicadas en su entorno laboral».
Consultado sobre cómo están trabajando para superar este déficit, el director ejecutivo de Vertebral, Leopoldo Ramírez, sostiene que los CFT e IP realizan permanentes esfuerzos por mantener sus mallas curriculares actualizadas en conformidad con lo que el sector productivo requiere, a fin de hacer cada vez más reducida la brecha existente de técnicos. «La oferta académica que ofrecen estas instituciones va derechamente ligada a los requerimientos de la empresa y el mundo privado, por lo que se trata de carreras pertinentes en las áreas donde escasea el personal técnico». Añade que, «desde el vínculo entre la empresa y Educación Técnico-Profesional es posible orientar y actualizar los programas formativos, conseguir prácticas profesionales, considerar una inserción laboral temprana, ofrecer charlas técnicas y motivacionales en las empresas junto a talleres de apresto laboral, entre otros aspectos».
¿HACIA DÓNDE AVANZAR?
Respecto a las tendencias futuras y hacia dónde debe apuntar la ESTP chilena, el representante de Vertebral destaca que actualmente existe una mayor valoración de la prominencia que tiene la formación técnico profesional para el desarrollo del país. «Además, se trata de una educación que tendrá un rol predominante en la formación de los nuevos profesionales que necesitará Chile en los próximos 10 o 15 años. Estudios internacionales recientes indican que, cada vez serán menos los estudiantes que respondan al perfil del recién egresado de la formación secundaria científico humanista o técnico profesional», puntualiza.
Leopoldo Ramírez añade que «se estima que aumentarán los estudiantes trabajadores que busquen formalizar sus estudios vía programas o certificaciones, actualizar competencias y conocimientos, o desarrollar capacidades que permitan un cambio en sus trayectorias laborales o su reinserción en el mercado de trabajo. La Educación Superior-Técnico Profesional necesita adaptarse a este contexto, fortaleciendo sus vínculos con las necesidades y características del entorno económico/productivo, adaptando la oferta de formación y métodos de desarrollo de competencias, para responder al impacto de las nuevas tecnologías y digitalización de las diversas industrias».
En cuanto a las proyecciones de demanda de perfiles técnicos, según el ejecutivo «se proyecta una disminución de la demanda de ocupaciones administrativas, de manufactura y producción, construcción y extracción, arte, diseño, entretenimiento, aquellas del ámbito legal, instalación y mantención; y por otro lado, un aumento de la demanda de ocupaciones de operaciones financieras y generación de negocios, gestión, área matemática y programación, arquitectura, ingeniería y educación».
Asimismo, agrega que se observa en el país una necesidad en el desarrollo de competencias tecnológicas o digitales. «Otra competencia que se considera emergente es el análisis de datos y manejo de información, lo que implica tanto su búsqueda y discriminación, como sistematización, análisis y síntesis. La innovación, según los levantamientos de las instituciones de Vertebral, emerge como una cualidad requerida en el área tecnológica, de automatización, control y diseño», precisa.
Por su parte Luis Henríquez, director de Carreras Técnicas de la Universidad Central, afirma que los avances en temas energéticos, nuevas tecnologías y áreas de especialización, están creando un espacio importante para los técnico profesionales, «son ellos quienes ejecutan en la práctica estos nuevos avances, por lo que cada vez serán más demandados y esperemos que lleguen a niveles de los países desarrollados, donde son quienes lideran estas nuevas áreas», puntualiza.
«La oferta en Educación Técnico Profesional efectivamente debe ir avanzando en el sentido de las nuevas tecnologías y necesidades del país, ser un verdadero aporte al crecimiento y desarrollo en sus diversas áreas de formación», concluye el académico.
Fuente: Diario El Día