Aunque los criterios y estándares de acreditación de esta nueva dimensión aún no son conocidos, tres actores de este sector se refieren a las oportunidades que abrirá y, sobre todo, a los retos.
28 de septiembre de 2020
La nueva Ley de Educación Superior está cambiando diversos aspectos del Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad, lo que de cierta forma también modificará la misión de las instituciones de educación superior, entre ellas las del subsector técnico-profesional, compuesta por institutos profesionales y centros de formación técnica.
Investigación, Creación y/o Innovación —nueva dimensión que incorpora el proceso de certificación— son conceptos que suelen ligarse al subsector universitario. Sin embargo, en la Educación Superior Técnico Profesional (ESTP), donde eminentemente han tenido como propósito central habilitar para el trabajo, también aseguran que tienen mucho que decir al respecto, puesto que hace años vienen incorporando la innovación como fuente de transformación y actualización de procesos formativos, aportando con ello al desarrollo económico del país.
Leopoldo Ramírez, director ejecutivo del Consejo de Rectores de Vertebral, que reúne a 24 instituciones ESTP, cuenta que ven este cambio como un importante desafío y una tremenda oportunidad de aportar desde su experiencia.
‘En Chile, la ESTP, caracterizada y diferenciada por su estrecha relación con las empresas y el mundo del trabajo, como también por su cercanía y conexión con las comunidades donde interactúa, requiere, sin duda, adoptar a la brevedad la innovación basada en el desarrollo, transferencia y difusión de conocimiento y tecnologías, para impactar positivamente en los proyectos educativos de cada institución, proveyendo a la sociedad de capital humano competente disponible para enfrentar las nuevas demandas laborales que producirá en el corto y mediano plazo la automatización de servicios, aspectos conferidos en la llamada Cuarta Revolución Industrial. Entonces, incorporar la innovación en la ESTP resulta especialmente relevante y necesario, ya que, además de impactar en los sectores productivos y la sociedad en su conjunto, mejora los procesos formativos. Por ejemplo, la experiencia y conocimiento logrado puede ser transferida a los procesos de diseño curricular de los programas de estudio, actualizándolos y vinculándolos de manera más precisa a los requerimientos laborales’, destaca.
Motor de cambios
Para André Beaujanot, vicerrector de Vinculación con el Medio e Innovación de Inacap, uno de los grandes desafíos de las instituciones de ESTP en el actual escenario tiene que ver con la formación de sus alumnos y con la reconversión de trabajadores, especialmente en el desarrollo de aquellas habilidades laborales que hoy demandan los sectores productivos modernos y tecnologizados. ‘En ese contexto, el desarrollo de la innovación es un importante habilitador, un verdadero motor de cambios que permite reducir desigualdades. De esta forma, se hace muy relevante la incorporación de la innovación en el proceso formativo y las instituciones estamos comprometidas con ello’, manifiesta.
A su juicio, aún es importante conocer los nuevos criterios de los procesos de acreditación institucional, así como los criterios de fijación de aranceles. ‘Será indispensable contar con los recursos mínimos necesarios, para lo cual la regulación de aranceles cobra especial relevancia en las instituciones adscritas a gratuidad. Y esta regulación —a la luz del actual proceso— se vislumbra como una dificultad. De manera particular, se identifica el desafío asociado a la formación y actualización de los docentes con las competencias necesarias para desarrollar e implementar las actividades propias de la dimensión’, advierte.
Extender los vínculos
Andrés Hojas, director de Calidad, Análisis y Desarrollo Institucional del CFT San Agustín, en tanto, considera que el surgimiento de esta nueva dimensión cambia el modelo que los orientaba a mantener solo vínculos con el entorno basados en la formación de estudiantes y en la inserción laboral a tener que ser relevantes en el ámbito de la innovación.
‘Para eso debemos profundizar y extender estos vínculos para generar impacto en el sector social y productivo desde el conocimiento aplicado y la innovación. Esto implica, en principio, reorientar nuestras relaciones estratégicas con la región en que estamos insertos (Región del Maule), preparar a nuestros estudiantes y profesionales para participar en estos procesos, motivar al entorno para que se sume a este tipo de proyectos y educar a la comunidad para que comprenda los propósitos educativos y exploratorios de estas iniciativas’, enfatiza.
Fuente: Diario El Mercurio